El rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.
-¿Por qué no has salido a pescar?», le preguntó el industrial.
-«Porque ya he pescado bastante por hoy», respondió el pescador.
-«¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas?», insistió el industrial.
-«¿Y qué iba a hacer con ello?», preguntó a su vez el pescador.
-«¿Y qué iba a hacer con ello?», preguntó a su vez el pescador.
-«Ganarías más dinero», fue la respuesta. «De ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo».
-«¿Y qué haría entonces?», preguntó de nuevo el pescador.
-«Podrías sentarte y disfrutar de la vida», respondió el industrial.
-«¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?», respondió el satisfecho pescador...
Es más acertado conservar intacta la capacidad de disfrutar que ganar un montón de dinero (argumenta el sabio de origen hindú Anthony de Mello) Reflexionen libre y personalmente sobre este cuento porque los libros en general De Mello fueron escritos sobre todo para alcanzar la iluminación personal en este tiempo de prisas, mentes calculadoras, convencionalismos materialistas y felicidades prefabricadas. El cuento manifiesta también de forma muy clara en qué consiste ni más ni menos el poder del pensamiento esencial de la enseñanza del Buda Siddharta Gautama: "la consciencia constante, el presente continuo...". Es decir, vive cada momento no como si fuera el último, sino como si fuera el Primero... Por cierto, entiendo personalmente "consciencia" como el simple hecho de "darse cuenta".